El vino es beneficioso para nuestra salud, pero ¿lo son también los tratamientos que recibe hasta que llega a nuestra mesa?
El vino, como otros muchos productos de la tierra, son el resultado de un largo proceso en el que se puede trabajar de muchas formas, y entre ellas, se encuentra la ecológica. Para ello, deben seguirse unos pasos: la cepa solo puede ser fertilizada con abonos orgánicos naturales, no pueden recibir ningún tipo de tratamiento y está descartado el uso de herbicidas; ya que las malas hierbas afectan de forma positiva al cultivo. En caso de que las cepas fuesen atacadas por las plagas, sólo podremos tratarlas con azufre y sulfato de cobre. Y en el proceso de elaboración del vino, hay que ser totalmente estrictos con las labores de trasiego, de clareo y de fermentación. Ausencia total de sustancias químicas.
Todo esto, supone un handicap porque compite en inferioridad de condiciones con el vino tradicional en el que se utilizan sustancias que modifican el proceso natural. Las ventajas de consumir vino ecológico o natural son muchas. Su efecto antiespasmódico, la activación de la secreción biliar, la acción antibacteriana, el efecto reactivo a las reacciones alérgicas y muchas más, todas relacionadas con la salud y especialmente con el sistema circulatorio.
María García Sánchez
Gestora de Proyectos