Para el tratamiento de las alergias son imprescindibles una serie de hábitos.
Una vez que el sujeto ha sido diagnosticado, el tratamiento de las alergias precisa de dos medidas complementarias que el sujeto debe combinar para lograr mitigar los efectos. Por una parte, se hace alusión directa al establecimiento de unos hábitos, es decir, a tomar todas las precauciones posibles para evitar un contacto directo con el alérgeno ya sea por aspiración o por ingesta del mismo.
Un ejemplo son las personas alérgicas a los ácaros, que deberán mantener perfectamente limpios de polvo todos los lugares cerrados en los que suela pasar tiempo. Ante esto, se recomienda el uso de aspiradoras que evitarán que el polvo pueda esparcirse. Y en el exterior, es necesario utilizar mascarillas especiales para aislarse del entorno.
La otra parte del tratamiento la constituyen los medicamentos, que deben tomarse con prescripción y bajo supervisión médica, ya que el empleo de unos u otros dependerá de las necesidades concretas del paciente. Entre ellos se encuentran las tradicionales vacunas o inmunoterapia, los antihistamínicos, los fármacos descongestivos y los corticoides, entre otros.