Las mujeres trabajan en el campo y hasta ahora no se le ha reconocido como tal, por lo que no podían beneficiarse de los derechos laborales.
Las explotaciones agrícolas han sido y serán trabajadas en su gran mayoría por hombres y mujeres, pero estas últimas, hasta ahora lo han hecho como hijas o cónyuges, sin figurar como titulares de la explotación, careciendo de los derechos que sus parejas o padres, adquirían como titulares legales de la misma.
La aprobación de la ley de titularidad compartida permitirá que las mujeres figuren como cotitulares de la explotación agraria y beneficiarse de la misma, en iguales condiciones que su pareja. La forma jurídica que puede adquirirse es flexible, reconociéndose de igual forma a los matrimonios y las parejas de hecho. Puede constituirse como una unión económica sin personalidad jurídica o crear una sociedad de responsabilidad limitada.
De esta forma, mujeres y hombres no sólo compartirán el trabajo en la explotación agraria sino las subvenciones recibidas, en porcentajes igualitarios, un 50%, y de igual manera los rendimientos de la misma.