¿Sientes ansiedad por la comida? ¿No puedes controlar tus antojos? Normalmente estos ataques repentinos de hambre están más relacionados con nuestra cabeza que con nuestro estómago.
Si has contestado afirmativamente a las dos preguntas anteriores, probablemente sufras a menudo ataques de hambre psicológica, ¿en qué consiste?
El hambre psicológica aparece de repente, nuestro cuerpo no necesita realmente ningún alimento y, además, el alimento que nos pide suele ser algo concreto, no muy sano y sí muy calórico. Es importante que sepamos diferenciar el hambre psicológica del hambre fisiológica, que sí es hambre real, nuestro cuerpo necesita energía y nos avisa con un rugido de nuestro estómago.
La principal responsable del hambre psicológica es la ansiedad que, en la mayoría de los casos, aparece como consecuencia de dietas muy restrictivas. Si queremos evitar estos antojos incontrolables debemos intentar llevar una alimentación equilibrada, en la que no eliminemos nada, la clave estará en las cantidades y en la forma de cocinar.
Si estás llevando una dieta de control o pérdida de peso no puedes permitirte tomar un helado o unas patatas fritas de forma habitual, pero sí puedes incluir estos alimentos en una comida trampa cada cierto tiempo (una vez a la semana o cada dos semanas). De esta forma, reducirás la ansiedad por estos alimentos y evitarás futuros ataques sin control.
Pero, por supuesto, nuestra mente es compleja y en el hambre psicológica influyen otros factores, como el estrés o la depresión. Seguro que recordáis alguna escena de una película o serie en la que una adolescente a la que ha dejado su pareja se consuela con un gigantesco helado.
Y tú, ¿controlas tu hambre psicológica?
Imágenes: Skley, Filter Collective.