Es un término acuñado en la década de los 90 que hace referencia a una forma de hacer televisión que utiliza el morbo y el escándalo para atraer a la audiencia.

Los promotores de la telebasura se decantan por temas de interés humano tratados desde perspectivas extremas. Los argumentos que más éxito tienen son el sexo, la violencia, la superstición… Además, todo planteado desde una óptica moralista y maniquea, en la que los testimonios simplistas e impactantes se imponen a las explicaciones coherentes.

Por lo general, este tipo de programas aprovechan el sufrimiento humano y la exhibición gratuita de sentimientos e intimidades para batir récords de audiencia.

Es un tipo de televisión donde todo tiene cabida y se desprecian sin ningún pudor los derechos fundamentales de las personas, como el derecho a la presunción de inocencia.

También proliferan los juicios paralelos, la falta de veracidad y la desinformación. En cuanto a la realización televisiva, abundan los planos cortos de larga duración.

0