Nuestra huerta ecológica nos proporciona frutas, hortalizas, muchas satisfacciones y semillas que podemos sembrar, reforzando la planta e intercambiando a través de las redes.
Cultivar nuestra huerta ecológica es una forma de conservar la biodiversidad y fomentar una nueva forma de trabajar la tierra. Las semillas son elementos fundamentales, ya que su uso, producción y mantenimiento son básicos para la recuperación de la agricultura.
Las redes de semillas las componen agricultores, productores y personas consumidoras relacionándose con grupos de desarrollo local, asociaciones y diferentes organismos, con un objetivo común, la recuperación de semillas autóctonas y tradicionales, poniendo en valor un patrimonio intangible o inmaterial, el conocimiento de las personas mayores sobre la tierra y sus diferentes usos. Las redes fomentan el cultivo local y la recuperación de antiguos cultivos y de sus diferentes variedades genéticas.
Los agricultores, tradicionalmente, guardaban las semillas que resembraban al año siguiente, cerrando y abriendo ciclos de cultivo, así que los intercambios de semillas ya existían, aunque no constituidos de manera formal como redes. Buscan semillas locales, variedades tradicionales, adaptadas al terreno y que no se pueden obtener en los circuitos convencionales. Las redes de semillas son básicas para la conservación de la biodiversidad agrícola.