En Portugal, los romanos se inventaron esta ciudad de Évara en una colina rodeada de cereales.
Varias murallas rodean las estrechas callejuelas de Évora, ciudad de origen romano y musulmán que recibió tiempo atrás la protección de la UNESCO, que nombró a esta villa Patrimonio de la Humanidad. Los romanos hicieron de este lugar una ciudad y los portugueses se lo arrebataron a los árabes en sl siglo XII. Desde entonces, fueron varios los monarcas que se establecieron aquí, de ahí la importancia de su patrimonio, destacando varios edificios de estilo manuelino o renacentista. En cuanto a su pasado romano, llama la atención los restos de un templo en el centro del casco antiguo, y que es el mejor conservado de Portugal, a pesar de haber sido usado como matadero hasta 1870 y de que fue lonja en la Edad Media.
Ya en el XIX, se recuperó lo que quedaba de su estructura. Otro monumento que llama la atención es La capilla de los huesos de la iglesia de San Francisco, cuyas paredes y pilares están cubiertos con los huesos de cientos de monjes. Destaca la inscripción sobre la puerta: "Nós ossos que aqui estamos, Pelos vossos esperamos", que viene a decir "Nosotros, huesos que aquí estamos, por los vuestros esperamos". A medio camino entre Lisboa y la frontera con España, es habitual pasar de largo, pero Évora requiere una parada en nuestro camino.
Fotos de Manuel González.