Llegamos a la cosa en Zadar, de aromas bizantinos y venecianos.

Tras un poco de coche, llegamos a la ciudad de Zadar; unas de las más interesantes de la Dalmacia. Ha pertenecido, por ejemplo, al Imperio Bizantino y al Reino de Venecia; así, que pasear por sus calles marmóreas (en el centro histórico conservan semejante "pavimento") nos despertarán sensaciones a mediterráneo antiguo, como la Catedral de Santa Anastasia, de influencia italiana. De hecho, en el siglo XX, Zádar fue una ciudad perteneciente a Italia con una gran población originaria de este país. Fue muy castigada en la Segunda Guerra Mundial por los aliados; que seguían las indicaciones del futuro dictador Tito, que quería borrar el rastro italiano del lugar. La labor de construcción se tuvo que retomar después de la guerra civil en los años 90. Hoy apenas quedan heridas visibles.

La Iglesia de San Donato, una iglesia redonda del siglo IX, es el símbolo de la ciudad de Zadar. En su construcción, se pueden apreciar fragmentos de antiguas construcciones romanas; al igual que en los alrededores, donde encontramos desde el foro romano de la vieja ciudad hasta una iglesia ortodoxa. En la ribera tienen el Órgano de Mar, curioso lugar en el que el mar penetra por distintas tuberías en el subsuelo, que producen acordes que escuchamos sin saber muy bien de dónde vienen. Un sitio por el que merece la pena pasear, e incluso bañarse si el calor aprieta.

Fotos de Manuel González

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