Después del terremoto de 1667, la guerra civil en 1991 destruyó la ciudad

Dubrovnik fue asediada por las fuerzas serbias a finales de 1991, con duros combates a principios de 1992 hasta el contraataque croata final a mediados de 1992, que levantó el sitio y liberó la zona. El objetivo de las fuerzas serbias fue el de separar esta zona de Croacia, y destruir la maravillosa ciudad croata. Los proyectiles impactaron en el 68% de los 824 edificios de la ciudad antigua, agujereando dos de cada tres tejados. Hubo 314 impactos directos en las calles y casas y 111 impactos en la muralla. El coste de la destrucción se estimó en unos diez millones de dólares.

La importancia histórica, cultural y turística de esta ciudad para Croacia, Europa y el mundo hizo que los fondos para su reconstrucción aparecieran muy pronto y se recuperase en poco tiempo. ¿Cómo se ha conseguido darle la apariencia que tenía antes de la guerra? Pues con un proceso muy delicado y estudiado que, por ejemplo, a utilizado materiales de canteras que ya no producían para el suelo de la ciudad, o tejas de distintos lugares hasta dar el aspecto uniforme de los tejados. Los arquitectos además previeron la posibilidad de nuevos terremotos y tomaron medidas para evitar que la destrucción sea importante, ya que la zona suele sufrir temblores sísmicos. Sus habitantes saben que Dubrovnik es el mayor atractivo turístico de la zona, de ahí el cuidado de la vieja ciudad.

Fotos de Manuel González

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