50 años después del asesinato de John Fitzgerald Kennedy, las teorías conspiratorias siguen inundando la red.
El 22 de noviembre de 2013 se cumplen 50 años del asesinato del 35º presidente de los Estados Unidos. La mañana del 22 de noviembre de 1963, John. F. Kennedy se levantaría temprano y subiría a un avión para realizar la que sería su última visita política.
El avión presidencial aterrizó en Dallas, Texas, a las 11:40 h. y, apenas una hora más tarde, la comitiva, que circulaba en limusina por las calles de Dallas perfectamente escoltada, entró en la Plaza Dealey, donde se produjeron tres disparos. El primero impactó en la acera y desprendió parte del pavimento, hiriendo en la mejilla levemente a James Tague, un veterano de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, que se encontraba parado en la acera mirando la llegada de la comitiva. Mucha gente confundió el sonido del disparo con el de un petardo, el propio Tague lo identificó como tal hasta que un detective se percató de su herida.
Pasaron 3 segundos y la limusina de la comitiva se vio obligada a reducir la velocidad para tomar un giro de 120º en la esquina de Houston St. con Elm St. Se produce entonces el segundo disparo, que impactaría en la espalda del presidente y saldría a través de su garganta, hiriendo gravemente a John Bowden Connally Jr., entonces gobernador de Texas. 5 segundos después, el tercer disparo impactaría directamente en la cabeza de Kennedy. Su esposa, Jackie Kennedy, se lanzó desolada al suelo, pero la limusina no se detuvo hasta llegar al Hospital Parkland. Algunos médicos declararon que Kennedy ingresó muerto, otras fuentes indican que agonizaba, pero todos coinciden en que no había esperanza para él.
A las 13:14 h. la policía de Dallas daría una descripción por radio, nada definitoria, de un sospechoso. J. D. Tippit, oficial de policía que estaba de patrulla por Oak Cliff, detiene a un sujeto para comprobar su identificación. El hombre le dispara cuatro veces sin mediar palabra y J. D. Tippit cae muerto al suelo. Ochenta minutos más tarde, Lee Harvery Oswald, autor del asesinato de Tippit, es detenido y acusado de las dos muertes: la del agente Tippit y la del presidente Kennedy.
A las 13:38 h. del 22 de noviembre de 1963, Kennedy sería declarado oficialmente muerto. John Fitzgerald Kennedy se convertía en el cuarto presidente de EEUU asesinado.
Oswald negaba rotundamente la autoría del asesinato de Kennedy, sin embargo, nunca fue juzgado, pues dos días más tarde mientras era custodiado por la policía, un gángster de Dallas, Jack Ruby, lo asesinaría a disparos.
La Comisión Warren, tras analizar las pruebas, entre ellas, una película grabada por un testigo, Abraham Zapruder, en la que aparece nítidamente el momento en que Kennedy es tiroteado, concluyó que Oswald no estaba involucrado en conspiración alguna para asesinar al presidente. Lee Harvey Oswald sería el único asesino de Kennedy, que, desde el almacén de la calle Dealey en el que trabajaba, el Texas School Book Depository, dispararía al presidente con un fusil de cerrojo Carcano Modelo 91/38, de fabricación italiana, con mira telescópica. Sin embargo, estas conclusiones todavía están sujetas a especulaciones, Oswald, en su paso por la Marina, fue calificado como pésimo tirador, y el arma utilizada era conocida como el “arma humanitaria”, pues no acertaba el 70% de los disparos. No obstante, esos dos disparos certeros en 8 segundos requieren de una gran habilidad y experiencia como francotirador.
A lo largo de cincuenta años han ido surgiendo numerosas teorías conspiratorias: desde la mafia u organizaciones nacionales e internacionales contrarias a la política de Kennedy, hasta conjuras internas de su propio partido.
Cincuenta años después, casi el 60 % de los estadounidenses dudan de la versión oficial. Cincuenta años después, con más de dos mil libros publicados sobre el caso, la sombra de la duda pesa sobre nuestra Historia reciente.