Las supersticiones implican una relación entre una acción y una consecuencia.
Las supersticiones consisten en la adopción de determinadas pautas de comportamientos basadas en algo en lo que creemos. Desde hace muchos siglos han existido, y condicionan de una manera muy determinante el desarrollo de la vida de una persona. Pueden consistir en la repetición de una determinada acción o, por el contrario, tratar de evitarla a toda costa. Así, entre las supersticiones más comunes se pueden encontrar:
- Ver un gato negro se considera un símbolo de la mala suerte. Algunas leyendas dicen que se soluciona si se abren unas tijeras.
- Se cree que derramar sal supone el fin de una amistad. Y para que no ocurra, la creencia consiste en que se debe arrojar un poco de sal por encima del hombro izquierdo.
- Si se rompía un espejo, los antepasados decían que traería siete años de mala suerte. Y en relación a esos siete años, también se creía que ingerir un garbanzo negro proporcionaba todos esos años de belleza.
- Para atraer la buena suerte, la costumbre griega consistía en colgar una herradura detrás de la puerta para ahuyentar los malos augurios.
- Cuando el día trece del calendario coincide con el martes en España y con el viernes en Gran Bretaña, se dice que trae muy mala o muy buena suerte. El número trece se explica porque trece fueron las personas sentadas a la mesa de la última cena de Jesucristo. Y la elección del día de la semana suele estar vinculado a hechos históricos. En España, además, se dice que en martes “ni te cases ni te embarques”.