Hay que elegir la maleta acorde con el tipo de transporte.
El tipo de maleta que llevemos a un viaje puede resultar determinante para que todo termine con un final feliz o que nos estropee las vacaciones. Pues bien, para estar seguro de la clase de maleta que se debe utilizar en cada ocasión, hay que partir de los medios de transporte:
- Si viajamos en avión, es recomendable una que no sea demasiado grande y que sea rígida, para que cuando las transporten en el aeropuerto no acaben dañadas. Lo mismo sucede en el caso de los barcos. En los cruceros, lo normal es que las maletas se entregan en el embarque y se recojan directamente en los camarotes.
- En el autobús también se recomienda que no sea una maleta muy blanda, puesto que se agolparán unas encima de las otras y aplastarán su contenido. Además, si llevamos algo de cristal en su interior puede acabar rompiéndose con los golpes al moverse. Sin embrago, en el coche y en el tren resulta más indiferente el tipo de maleta, aunque siempre sería recomendable que llevase ruedas para manejarla mejor y que tuviese un tamaño adecuado para que todo el equipaje cupiese en el interior del maletero.
- Finalmente, algunos elementos que también deben considerarse son: la maleta debe ser impermeable para que no pueda entrar líquido en ella. Y para cualquier viaje al extranjero, es especialmente importante asegurarse de llevar toda la documentación que podamos necesitar.