Una constelación es un conjunto de estrellas que se identifican en el cielo porque forman figuras peculiares.
Las constelaciones se componen de estrellas y, por su aparente cercanía a la Tierra, las civilizaciones antiguas otorgaron trazos imaginarios y crearon figuras sobre la esfera celeste. En realidad, esa cercanía no es tal, pues las constelaciones pueden encontrarse a cientos de años luz unas de otras.
Se clasifican en dos grupos: constelaciones septentrionales, ubicadas al norte del ecuador celeste y las constelaciones australes, situadas al sur.
La Unión Astronómica Internacional reagrupó 88 constelaciones oficiales con límites precisos, formando diversas figuras, en 1928.
Todas las culturas han establecido sus propias constelaciones sobre el cielo. Así Leo (el léon), Taurus (el toro) y Escorpio (el escorpión) se atribuyen al pueblo mesopotámico. De las 88 constelaciones oficiales, casi la mitad las establecieron los astrónomos griegos. El Zodiaco, dividido en doce constelaciones, nació en Babilonia.
La cultura china cuenta con sus propias constelaciones. En la astronomía Hindú corresponden a cada una de las 27 divisiones que hacen del cielo. Los incas, los chibchas o los mocovíes, también establecieron sus propias constelaciones relacionadas, en la mayoría de los casos, con fenómenos medioambientales y seres imaginarios.
En la actualidad, el significado divino de las constelaciones ha perdido su importancia y solo los astrónomos aficionados siguen estudiando su relación con el mundo.
Para observar con calidad las constelaciones es necesario huir de la contaminación lumínica de las grandes ciudades y desplazarse a lugares oscuros. De esta forma, podemos disfrutar de una noche mágica descubriendo nuevas figuras dibujadas sobre el cielo.