Seguro que alguna vez has escuchado esta expresión al leer o escuchar sobre cine y televisión.
Tanto en cine como televisión, el producto final es el resultado de una concatenación de imágenes que no se han filmado de forma sucesiva, el resultado de un copia y pega que es el montaje. En este contexto es cuando hablamos de planos recurso.
Los planos recurso son imágenes que se filman a lo largo del rodaje sin un objetivo claro, no van marcados en la planificación de la grabación, sino que la mayor parte de las veces surgen fruto de la improvisación. Estos planos, si el realizador considera que tienen suficiente calidad, pueden formar parte del montaje final con muy diversos objetivos: desde mantener la continuidad o dar dinamismo al montaje, hasta tapar errores en los planos principales.
Por ejemplo, si tenemos que filmar un concierto, es probable que grabemos ciertos planos que no estaban definidos de antemano pero que, en cierto modo, nos inspiran y creemos que pueden servir para el montaje final: imágenes del público emocionado, del grupo de música preparándose para el concierto en las horas previas, de los técnicos montando el escenario o del recinto al final, vacío, con los restos del espectáculo.
Imagen: Douglas Arruda