El huracán se forma a nivel del mar por la evaporación del agua.
El huracán, que se enmarca dentro de los denominados Ciclones Tropicales, es un fenómeno atmosférico que suele originarse en zonas tropicales. Se caracteriza por su desplazamiento sobre la tierra en forma de espiral, obteniendo como resultado fuertes vientos y lluvias.
Este fenómeno se compone de un conjunto de tormentas que giran (en el sentido de las agujas del reloj en el Hemisferio Norte) en torno a un centro en el que la presión es más baja. El “ojo” del huracán es la zona central, en la que el aire se mueve en sentido descendente, lo que hace que se encuentre libre de nubes.
La formación de los huracanes tiene lugar sobre la superficie del océano, donde las circunstancias son más propicias para alimentar su fuerza a través de la evaporación del agua. De esa forma, conforme comienza a adentrarse en tierra firme, su fuerza disminuye. Entre las zonas más propensas para su formación encontramos: la zona norte del Océano Atlántico; el nordeste, noreste y suroeste del Océano Pacífico; y el norte, sureste y sudoeste del Índico.
De hecho, en los últimos tiempos, el mundo se ha visto azotado por violentas catástrofes naturales como han sido los huracanes denominados Katrina e Irene.