El término “deflación” es muy utilizado en economía, ¿qué significa?
Cuando hablamos de deflación nos referimos a una bajada generalizada y prolongada en el tiempo (dos semestres como mínimo, según el FMI) de los precios de los bienes de consumo, es decir, de los productos y servicios que se consumen en el ámbito familiar.
Por lo general, la principal causa de la deflación es la disminución de la demanda, que puede suponer una caída general de la economía. Las empresas venden sus productos a un precio que, al menos, les permita cubrir los costes de producción, trabajando con un margen de contribución bajo del que muchas veces es difícil recuperarse. Como consecuencia de ello, la medida más fácil de tomar para ver aumentado el beneficio es reducir costes, lo que significa, normalmente, un recorte de personal. Se desencadena así un círculo vicioso: al haber más desempleo, la demanda sigue disminuyendo, pues la población no tiene suficiente poder adquisitivo para comprar, por lo que la deflación sigue aumentado.
La deflación también puede tener aspectos positivos cuando está controlada, pues al bajar los precios, los trabajadores pueden comprar más con el mismo salario, es lo que se conoce como efecto Ricardo. Los empresarios redirigen sus inversiones a la maquinaria, generando la necesidad de conseguir más empleados y, como el área de producción es más amplia que la de consumo, aumentan los sueldos de los trabajadores, que mejoran su productividad.