El Protocolo de Kioto es un acuerdo internacional para hacer frente a la amenaza del cambio climático, ¿en qué consiste?

El Protocolo de Kioto forma parte de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Se trata de un conjunto de reglas para reducir las emisiones de los seis principales gases de efecto invernadero: dióxido de carbono, metano,  óxido nitroso, hidrofluorocarbonos, perfluorocarbonos y hexafluoruro de azufre, en, al menos, un 5% durante el periodo 2008-2012, respecto a las emisiones de 1990. Este protocolo no obliga a cada país a reducir sus emisiones en un 5%, sino que se trata de una medida a escala global y, para ello, se basa en los permisos de derechos de emisión.

 

Cada industria recibe un número de permisos de derechos de emisión, calculados en unidades de dióxido de carbono: una tonelada de dióxido de carbono es un permiso. Estos permisos son “licencias” para contaminar hasta los límites que ha fijado el Protocolo de Kioto y pueden “comprarse y venderse”, como una mercancía cualquiera. Por ejemplo, si una industria no utiliza toda su asignación, puede venderla a otra industria que contamina más de lo que se le ha asignado.

 

El Protocolo de Kioto fue adoptado el 11 de diciembre de 1997 en Kioto, Japón, aunque no entró en vigor hasta el 16 de febrero de 2005. Este protocolo compromete a los países industrializados a estabilizar las emisiones de gases de efecto invernadero, si bien el camino contra el cambio climático es complejo, largo y con mucho trabajo por delante.

 

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