El miso es un condimento tradicionalmente utilizado en la cocina oriental, con un alto valor nutritivo.
La palabra ‘miso’ viene del japonés: ‘mi’, sabor y ‘so’, fuente, y significa fuente de sabor. Se trata de un condimento que consiste en una pasta fermentada a partir de semillas de soja y sal marina. A veces, incluye otros cereales en el proceso de fermentación, como arroz y cebada. El miso es un alimento básico en la cocina oriental y se utiliza en multitud de preparaciones, aunque la forma más habitual de consumirlo es en forma de sopa.
El miso elaborado con soja al 100% se denomina hatcho miso, pero existen otros tipos de miso que combinan semillas de soja y otro cereal durante el proceso de fermentación:
- Komemelo: elaborado a partir de arroz blanco y semillas de soja.
- Genmai miso: elaborado a partir de arroz integral y semillas de soja.
- Mugi miso: elaborado a partir de cebada y semillas de soja.
Según la duración del proceso de fermentación distinguimos, además, tres tipos de miso básicos:
- Shiromiso, miso blanco: el proceso de fermentación tiene un año de duración y es el miso de sabor más suave.
- Akamiso, miso rojo: su sabor es más fuerte que el del miso blanco, resultado de una fermentación de dos años de duración.
- Kuromiso, miso negro: su sabor es el más intenso y su proceso de fermentación se prolonga durante tres años.
El miso tiene grandes beneficios para la salud:
- Previene la caída del cabello.
- Es un alimento probiótico: ayuda a conservar y reconstruir la flora intestinal.
- Es rico en ácido linoleico y lecitina, que ayudan a disolver el colesterol y previenen la hipertensión y las enfermedades cardiovasculares.
- Proporciona mucha energía, de ahí que sea recomendable su consumo durante las primeras horas del día.
Imagen: cyclonebill.