En este manual te explicamos en qué consiste el efecto Kuleshov, un experimento que fue decisivo en la historia y la concepción del cine.
El efecto Kuleshov es una técnica de montaje cinematográfico ideada por el cineasta ruso Lev Kuleshov en la década de los veinte. El prestigioso cineasta Pudovkin, que por entonces era pupilo de Kuleshov, fue quien bautizó este fénomeno con el nombre de su maestro, que, por el contrario, prefería denominarlo “geografía creativa”.
El efecto Kuleshov se basa en la percepción psicológica de la audiencia para transmitir emociones. Para concebirlo, Kuleshov hizo un pequeño experimento. Proyectó una película frente a una audiencia en la que se intercalaba la misma toma del intérprete Iván Mozzhujin con tres planos diferentes: un plato de sopa, una mujer en un ataúd y una niña jugando con un oso de peluche. Tras ver la película, los espectadores creyeron advertir diferentes tomas de Mozzhujin. En la primera secuencia, con el plato de sopa, creyeron que Iván estaba pensativo; en la segunda, frente al ataúd, triste; y en la tercera, con la niña, percibieron el atisbo de una sonrisa. Sin embargo, en las tres secuencias se utilizaba exactamente el mismo fragmento de Iván Mozzhujin.
A pesar de que este montaje fue destruido durante la Segunda Guerra Mundial, el efecto Kuleshov ha sido decisivo en la historia del cine y en la formación de las primeras teorías formalistas. Y es que pone de relieve la influencia del montaje en la comprensión semántica del cine: la combinación de los planos tiene la misma importancia que su contenido.