La prevención y la profilaxis son las únicas herramientas eficaces contra el Circovirus de los loros.

Si realizásemos una enumeración, por orden de gravedad, de las enfermedades más comunes entre las aves Psitácidas, en primer lugar debería hacerse referencia al Circovirus, también conocido como “enfermedad de pico y plumas” o PBFD.

Se trata de una patología producida por un virus, que afecta al sistema inmunitario de este tipo de pájaros (agapornis, loros, cacatúas, ninfas...). Aunque puede atacar a cualquiera de estas especies, se ha demostrado su especial virulencia en aves originarias de África (agapornis o yacos) y Australia (ninfas y cacatúas).  

Como síntoma más visible de esta enfermedad puede resaltarse la pérdida y despigmentación de las plumas. Otras manifestaciones externas son el crecimiento desproporcionado de pico o uñas, la apatía generalizada o los vómitos. Es una patología altamente infecciosa por vía respiratoria. No afecta a los humanos, sólo se contagia entre las aves Psitaciformes.

Cuanto más joven sea el pichón, más posibilidades tiene de sufrir la variedad aguda del Circovirus. En animales adultos es más frecuente el PBFD crónico, convirtiéndose, de esa manera, en portadores y potenciales transmisores, aunque se encuentren asintomáticos. Desarrollar la forma aguda de la patología puede terminar con la vida del pollo en pocos días.

No existe tratamiento para esta enfermedad, por lo que la prevención se convierte en una acción fundamental para evitar la expansión del virus. Los criadores de loros y futuros dueños que deseen contar con el máximo de garantías, se verán obligados a efectuar analíticas, implementar cuarentenas, aislar a los animales enfermos, aplicar eutanasias y llevar a cabo una escrupulosa desinfección de las instalaciones. Todo ello, con el objeto de evitar el Circovirus o detener su propagación.

 

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