La producción audiovisual estratégica pretende romper con las percepciones convencionales.
Desde el nacimiento de la televisión y de la imagen, se ha convertido en un elemento imprescindible para las empresas tener presencia en los medios de comunicación; ya que a través de ellos se hacen visibles al público y a sus potenciales clientes. Por ello, cualquier entidad va a precisar de una estrategia muy concreta para crear una imagen acorde con sus objetivos, tanto a corto como a largo plazo; rompiendo con las percepciones tradicionales sobre los fines que se persiguen en la producción de contenidos audiovisuales.
Pues bien, la “producción audiovisual estratégica” no se encuentra restringida a los conceptos de redacción, edición y producción, sino que va más allá, traspasando las fronteras de todo lo convencional. El proceso a seguir comienza por decidir qué elementos son los que nos definen y hacia quién deseamos orientarlos. A partir de ese momento, es cuando la originalidad y la creatividad han de alcanzar su máximo apogeo en la creación en sí de los contenidos. Posteriormente, se ha de realizar una evaluación de los resultados para averiguar si efectivamente se ha logrado llegar a la audiencia y si eso nos ha reportado algún tipo de beneficio; lo que suele producirse con frecuencia en estos casos. Además, este tipo de producción se puede compaginar con un plan de acción a través de los “social media” para garantizar una óptima “reputación online defensiva”.