Las polillas que se comen la ropa prefieren las fibras naturales de origen animal.
Las polillas, que pertenecen al grupo de los lepidópteros (mariposas), son unos insectos que apolillan o destruyen la ropa, objetos o alimentos. Su especialidad son los tejidos de origen animal, lanas o pieles, de los que se alimentan. Prefieren las fibras naturales, dado su alto contenido en queratina; una proteína que se encuentra en la epidermis y en el pelo.
Al hablar de estos insectos, tradicionalmente, se asocia a las pequeñas mariposas que acuden a la luz. En este caso, las polillas de la ropa, tienen la capacidad de vivir en lugares oscuros y cerrados; por lo que los armarios son su refugio preferido.
Las polillas adultas, una vez que han localizado el lugar más idóneo para reproducirse, ponen sus huevos (que suelen oscilar entre los 50 y los 100 huevos), sobre el tejido del que se alimentarán posteriormente las larvas. Éstas últimas, cuyo ciclo vital dependerá de la temperatura en la que se desarrolla, se caracterizan por un aparato bucal masticador perfecto para devorar las fibras de los tejidos. Una vez que pasan esta etapa, se convierten primero en crisálidas, y luego, en mariposas. Auque, cuando ya las encontramos revoloteando, resultan inofensivas.
Entre los distintos productos químicos que se emplean para eliminarlas, se encuentran la naftalina o el alcanfor; que se convierten, al contacto con el aire, en gases mortíferos para estos insectos. Y entre los remedios naturales más comunes, combinados en pequeñas bolsitas para colgar en los armarios, se utilizan: las cáscaras de naranja o de limón, la lavanda, pimienta blanca o negra, aceite de laurel o de cedro, hojas de menta, romero, tomillo, y clavos.