La idea de negocio es importante y también el momento de lanzarla, pero aún más importantes son el equipo y la motivación del mismo para su ejecución.
Uno de los principales motivos que llevan a la desmotivación del equipo o socios de una nueva empresa es considerar que no están siendo justamente retribuidos por su aportación o dedicación.
El modelo tradicional de reparto de participaciones y beneficios entre los socios de una empresa es en base al capital, pero en una nueva empresa el trabajo y los contactos de los socios (o al menos de algunos de ellos) es fundamental para el desarrollo y buen funcionamiento del negocio.
¿Cómo tenemos en cuenta esta participación para que cada socio considere su aportación justamente compensada?
Lo principal es definir las reglas desde el principio de cómo se va a retribuir a cada socio, tanto si va a ser con dinero como con participación de la empresa. En general hay tres tipos de aportaciones que serán necesarias en cualquier nueva empresa, y que conviene establecer en nuestro acuerdo de inicio: dinero, trabajo y contactos.
Las aportaciones en dinero son lógicamente muy fáciles de valorar. Para valorar el trabajo habrá que establecer un “salario por hora” para cada socio en función de su papel en el negocio y en base a referencias de mercado para trabajo similar y luego hacer un seguimiento de horas aportadas durante cada mes. Los contactos habrá que intentar valorarlos en función de su aportación al negocio, en forma de ingresos si son clientes y de ahorro de costes u otro parámetro si son proveedores. En ambos casos esta valoración se puede trasladar a retribución en dinero pero suele ser más conveniente trasladarla a participación en la empresa en forma de acciones.
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