Los tipos de cambio existen porque conviven en el mercado una gran diversidad de monedas de los distintos países.
En un contexto globalizado, las relaciones comerciales entre los distintos países y el constante flujo de personas se hace cotidiano, por lo que es completamente necesario que exista un mercado controlado. Además, debe encontrarse perfectamente definido por una serie de normas, y regulado según las monedas que existen en los distintos países y las equivalencias que se deban fijar entre ellas. Y precisamente, ese valor que adquiere una moneda en un país diferente al suyo de procedencia, es lo que se denomina el tipo de cambio.
Por otra parte, a ese tipo de cambio, se le asigna un valor; que, en realidad, carece de significado económico alguno. Aunque lo que resultará verdaderamente relevante, es si el sistema general de los tipos viene determinado por los altos mandos de la economía del país, o si resultan más flexible. Un tipo de cambio de carácter fijo fue el del Patrón Oro hasta mediados de los años cuarenta.
El precio de cada moneda va a condicionar significativamente el mercado; puesto que, para adquirir un producto fuera de nuestras fronteras, quizás vamos a tener que utilizar un mayor o un menor número de monedas que en nuestro país. Este fenómeno, se debe a las fluctuaciones en el tipo de cambio; cuyo valor puede elevarse o reducirse causando lo que se denomina: depreciación o apreciación monetaria.