Si en nuestros primeros cuatro o cinco años de vida, nos rompiesen cuatro de los cinco dedos de nuestros pies y nos los vendasen con una cinta, oprimiéndolos hasta conseguir una forma deforme, ¿pensaríamos que estamos cumpliendo con una tradición?

Las mujeres chinas, durante siglos, fueron sometidas a una tradición, que hoy sería denunciada como tortura y violación de sus derechos; el pie de loto.

Sus pies medían siete centímetros. La forma en la que conseguían esa medida, considerada sensual, femenina y delicada, era mediante la rotura de cuatro de los cinco dedos y el vendaje de presión de sus pies, durante cinco o seis años, soportando terribles dolores, hasta que el nervio moría y dejaban de sentir dolor.

Esta práctica, que se inicio en el siglo X, se mantuvo hasta el siglo XX, en algunas zonas rurales. El objetivo era ensalzar los valores femeninos de la sociedad tradicional china, vida doméstica, maternidad, el trabajo manual y la virtud. Se alegaba, que sus movimientos al caminar eran más sutiles, pero la realidad, es que apenas podía caminar por lo que sus desplazamientos se limitaban al ámbito del hogar.

Fue considerado un símbolo de feminidad y posición social, ya que una mujer con los pies vendados, no podía trabajar, por lo que inicialmente, sólo se practicaba en las clases sociales más altas. Afortunadamente, a partir de 1911, esta práctica fue perseguida por considerarse, una agresión contra los derechos de las mujeres chinas.

 

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