Se llamó Operación León Marino, al ataque que Hitler quiso llevar a cabo por mar, para conquistar las islas británicas, en la II Guerra Mundial.
Durante la II Guerra Mundial, después del ataque a Dunkerque, Hitler dio luz verde a la invasión de las islas británicas. Para ello se comenzó a poner en marcha la “Operación León Marino”.
Esta operación consistía en un ataque por mar, dónde la flota alemana llevaría a cabo un desembarco, ataque e invasión de las islas británicas.
Según los expertos, si la invasión se hubiera llevado a cabo en el mes de junio, cuándo las tropas británicas acababan de volver de Dunkerque, la victoria habría recaído sobre el bando alemán. En este momento el ejército inglés estaba debilitado, tenía muchas bajas y las armas y municiones eran escasas, tanto que se prohibió realizar disparos de prueba, para no gastar municiones. El territorio se encontraba casi indefenso ante un posible ataque inmediato, y el único lugar firmemente protegido era el “Canal de la Mancha”.
Pero Hitler tenía una gran aversión al agua, no sabía nadar y se ponía nervioso en las situaciones que le obligaban a estar cerca del mar. Lo que hizo que no diera el visto bueno tan fácilmente a la misión, ya que creía que les daría mala suerte el medio acuoso.
En realidad la fortuna se alió con Inglaterra, pero más por tardanza de los alemanes que por acierto inglés. En el tiempo que se postergó la misión, el ejército inglés se rearmó, comprando todo tipo de armas y municiones a los Estados Unidos.
Hitler decidió empezar la operación de invasión con el ejército aéreo, de forma que los ataques se sucedieran hasta destruir las bases aéreas del enemigo, puntos costeros de defensa y los del Canal de la Mancha. Pero los ataques no dieron el resultado esperado, creando más bajas en el ejército alemán que en el inglés.
Un día los pilotos alemanes se desorientaron y bombardearon el centro de Londres, a lo que el ejército inglés contestó al día siguiente bombardeando la ciudad de Berlín.
Hitler se ofendió mucho con estos hechos y dio un giro a la contienda. Justo cuando la Operación León Marino estaba a punto de ponerse en marcha, decidió que los nuevos objetivos serían las ciudades atestadas de civiles. Pensaba que así la población no lo soportaría y pediría a Churchill que firmara la paz bajo las condiciones alemanas.
Pero el pueblo inglés se unió firmemente y la batalla siguió siendo constante por ambos bandos.
El 11 mayo de 1941, Churchill recibe la noticia de que Rudolf Hess ha caído en paracaídas sobre el país de Escocia. Hess era el número tres del régimen nazi, y se lanzó en paracaídas, ofreciendo un acuerdo de paz al ejército inglés.
Hess fue capturado y encerrado. Además Churchill consideró inaceptables las cláusulas del acuerdo.
Existen opiniones enfrentadas sobre la opinión de Hitler al respecto. Unos dicen que montó en cólera y lo maldijo, otros que simplemente se resignó al terrible final, con lo que se deduce que ya sabía de las intenciones de Hess o que incluso él pudo alentarlo a hacerlo. Sea como fuere, Hess en Alemania fue declarado loco.
A finales de ese mismo año, Hitler fue dándose cuenta de la imposibilidad de derrotar a los ingleses, así que canceló definitivamente la Operación León Marino.
Sus miras estaban ya centradas en otro objetivo, al que atacaría posteriormente, la Unión Soviética.
Información obtenida del libro Breve Historia de la Segunda Guerra Mundial. Editorial Nowtilus.