El muralismo, un movimiento artístico mexicano, se extendió por todo el mundo en los años treinta.
El muralismo, o creación de murales en las fachadas de los edificios emblemáticos, surgió tras la Revolución Mexicana de 1910. Su finalidad era la de romper con todos los convencionalismos y crear un arte urbano reivindicativo con la realidad que se vivía de la época. El muralismo se creó gracias al impulso del que fue el Secretario de Instrucción Publica de México, José Vasconcelos; que encargó a un grupo de jóvenes que plasmaran la identidad nacional en las paredes de la Escuela Nacional Preparatoria.
En general, es un movimiento de carácter indigenista que sirvió para reafirmar la cultura del pueblo mexicano. Además, pretendían dejar testimonio de los principales acontecimientos sociales y políticos durante la posguerra. Algunas de sus principales características son: el mantenimiento de la tradición precolombina, al libertad de creación y de uso de los materiales, el tributo a las luchadoras clases populares, la influencia del ideario marxista y el uso de dibujos caricaturescos muy estilizados.
Un acontecimiento esencial en la historia del muralismo los constituye la creación del Sindicato de Pintores, Escultores y Obreros Intelectuales en 1922; coincidiendo con el gran auge del movimiento en México; que se internacionalizó en la década de los años treinta. Entre los artistas del muralismo más destacados se encuentran: Diego Rivera (1886-1957), José Clemente Orozco (1883-1949) y José David Alfaro Siqueiros (1896-1974).