La Mediación en conflictos es una práctica extrajudicial de resolución de disputas.
Como se indica en la entradilla, la Mediación en conflictos es una práctica extrajudicial de resolución de disputas que consiste, básicamente, en la intervención que lleva a cabo un actor imparcial y neutral (el mediador) en el conflicto entre dos o más sujetos (personas u organizaciones), facilitando la comunicación entre ellos, para que, si lo desean, puedan pactar una solución de mutuo acuerdo.
Se trata de una práctica ancestral y existente en todas las sociedades, que podemos reconocer en escenas tan familiares y universales como la de un vecino que intenta que otros dos se pongan de acuerdo sin tomar partido por ninguno.
Ahora bien, a lo largo de la historia la Mediación, además de ser una práctica informal, ha adoptado también formas institucionalizadas diversas (consejos de ancianos, jueces de paz, el Tribunal de las Aguas en Valencia, etc.).
Desde los años 70 del siglo XX hasta hoy, la Mediación en conflictos se ha ido convirtiendo en un campo profesional diferenciado, con perfil propio respecto de otras profesiones relacionadas con la gestión de conflictos (jueces, policías, abogados, psicólogos…).
Sus ámbitos de aplicación son muy variados y tienden a expandirse. Originariamente, desde finales del siglo XIX, este tipo de Mediación fue aplicada por las diplomacias en el ámbito de los conflictos armados internacionales. En EE.UU., ya antes de la Segunda Guerra Mundial comenzó a ser aplicada a la gestión de conflictos laborales; también en Norteamérica, a partir de finales de los años 60 obtuvo un importante impulso en el ámbito familiar, como técnica de apoyo a parejas en procesos de separación y divorcio; además, jugó un papel importante a partir de los años 70 como alternativa a la intervención de la policía y de la Justicia ordinaria en conflictos comunitarios de zonas deprimidas, a menudo influidos por problemáticas interétnicas o interculturales. Hoy día podemos ver que la Mediación en conflictos se ha incorporado a contextos educativos, sanitarios, etc.
Conviene, sin embargo, no perder de vista que la palabra mediación se utiliza también, desde hace mucho tiempo, en otros contextos académicos y profesionales (Sociología, Economía, Comunicación, Filosofía, Pedagogía, Derecho…), donde su uso tiene un sentido más general; de modo que mediación puede ser todo aquello cuya actividad o presencia en un determinado contexto introduce algún tipo de orden u organización en la relación entre otros objetos o fenómenos.
Así, por ejemplo, es corriente que los periodistas y, por extensión, los profesionales de la Comunicación se consideren así mismos mediadores entre la realidad y sus públicos o audiencias, mediación que a menudo intenta revestirse de neutralidad respecto a los actores y acontecimientos de los que da cuenta; y que tiene no pocas veces importantes efectos en la gestión y evolución de los conflictos a los que se refieren.
Por otra parte, expresiones como “intermediación” han servido y siguen utilizándose para distinguir la práctica de la mediación en conflictos de otras prácticas mediadoras consistentes en propiciar la relación entre partes que tienen intereses comunes y están abiertas a colaborar entre sí. Por ejemplo, en el ámbito de los negocios es de sobra conocida la “intermediación comercial” como forma de ahorrar tiempo y dinero en el proceso de establecer alianzas empresariales o de poner en contacto la oferta y la demanda.