La localización lingüística engloba una gran diversidad de tareas.
En la sociedad actual, en la que se ha impuesto tanto el concepto de globalización como las nuevas tecnologías de la comunicación y de la información, se hace imprescindible para cualquier profesional, empresa u organización atravesar todas las barreras lingüísticas y geográficas que puedan surgir; dotando así a sus productos y servicios de un valor añadido que los diferencie del resto. Y, precisamente, la internacionalización de los recursos de los que se dispone es una pieza clave para ello, y aún más si la apertura hacia el exterior se realiza en un espacio tan extenso como es Internet.
Para llevar a cabo este tipo de acciones de externalización es necesario contar con expertos que se ocupen del asesoramiento y de fijar las pautas a segir durante la transformación; puesto que las actividades de localización siempre están orientadas a conseguir unos resultados y posicionamiento muy definidos. Todo este proceso engloba una gran diversidad de tareas, puesto que va desde la traducción lingüística, entendida como tal, hasta una adaptación mucho más extensa que incumbe al ámbito cultural, espacial y de gestión general.