Con la incorporación del azúcar a nuestra dieta hemos dejado de consumir miel, olvidando sus beneficios.
La miel es un producto natural, fruto de las colmenas, producido por las abejas, que a pesar de su tamaño, tienen la consideración de ganadería. Su valor nutritivo es muy alto y son muchas las sustancias naturales, beneficiosas para nuestro cuerpo.
Hay muchos tipos de miel, pero las más comunes son seis: Miel de encina, miel de espliego, miel de eucalipto, miel de romero, miel de tilo, miel de tomillo y la de milflores. Su denominación responde a la planta o arbusto polinizada por las abejas, y de la que resulta la miel. La elección entre unas y otras dependerá del color, de la textura y de sus propiedades; desde la cicatrización de las heridas, calmante para la tos, expulsión de cálculos renales, tónico regenerador, calmante de dolores gástricos y jaquecas, así como el cansancio físico y mental.
Lo más destacable es su acción reconstituyente y su aportación de sales minerales y un mineral esencial, el hierro. Se puede considerar el alimento perfecto por su contenido nutricional y su valor medicinal. La miel es positiva para el corazón y enfermedades reumáticas.
A Albert Einstein se le atribuye la siguiente frase "si desaparecen las abejas del planeta, al hombre solo le quedarían cuatro años de vida”. No sabemos si realmente es suya, pero no debemos olvidar que si éstas dejaran de existir, un 85% de las plantas dejarían de reproducirse, con el consecuente efecto en cadena sobre el resto del planeta.