¿Podemos discriminar a las mujeres con el uso del lenguaje?, la respuesta es afirmativa, cuando hablamos de forma inconsciente, discriminamos.
Nuestro lenguaje verbal transmite lo que pensamos y sentimos y somos el resultado, en un gran porcentaje, de nuestra sociedad. Nuestra forma de hablar puede ser discriminatoria para con el sexo femenino. Así, el uso reconocido como correcto, el masculino genérico, puede tener efectos de invisibilidad, de menosprecio o de falta de concreción. Por ejemplo, cuando hablamos de la Historia del Hombre estamos obviando el papel de la mujer, por que sería más correcto decir Historia de la Humanidad.
Así mismo, los significados del femenino y del masculino de un mismo término tienen una connotación distinta, por ejemplo, no queremos decir lo mismo cuando utilizamos la palabra zorro que si aplicamos la de zorra. Pensemos en mujer pública y hombre público, ¿pensamos en una mujer dedicada a la política?, la respuesta en la mayor parte de las ocasiones es negativa y por último, la ambigüedad. Pensemos en una oferta de empleo, “se busca dependiente”, ¿hombre o mujer?
El uso no sexista del lenguaje es una reivindicación histórica del feminismo y un paso más hacia la igualdad entre los género y las oportunidades.