La última noche del año en algunos lugares de Latinoamérica se celebra quemando unos muñecos el día 31 de diciembre.
En algunas zonas de Latinoamérica, la última noche del año, toda la población se lanza a las calles para deshacerse de todo aquello que les ha pasado y que para el año siguiente les resulta un lastre. En concreto, centran su atención en el “Año Viejo”, ocupándose de crear muñecos caseros compuestos por estructuras de madera o de hierro, de papel, de trapos, de ropa, de cartón o de cualquier otro material inflamable que sirva para ver la figura desaparecer en la hoguera lo antes posible. Además, se incluyen también algunos productos pirotécnicos para aumentar la diversión.
La elaboración de los muñecos comienza días antes de Fin de Año, colocándolos en las puertas de las casas para que puedan verlos los vecinos. Generalmente, suelen representar personajes conocidos que arderán en la madrugada del día 31 de diciembre. Esta tradición, como muchas otras, trata de eliminar todas las cosas negativas que se quieren dejar atrás para comenzar el año con buen pie.