Las flores son hermosas, llenas de colores y aromas, y tienen un valor terapéutico del que podemos beneficiarnos.
Estamos rodeados y rodeadas de flores, sus colores y aromas nos llenan de vitalidad, pero tienen otro valor para muchas personas desconocido; el terapéutico.
La decocción o maceración en agua de determinadas flores permitió al médico inglés Bach crear 38 productos, no farmacológicos, con los que tratar diferentes dolencias. Es considerada como una terapia alternativa en la rama de la homeopatía.
Su aplicación es sencilla y consta de un sistema compuesto por 38 esencias, asociándose cada una de ellasa un estado anímico. Se basa en la creencia de que la curación emocional garantiza la física, ya que tendemos a somatizar las dolencias del alma. Estas dolencias son el desequilibrio intenso, los miedos comunes, la incertidumbre, la depresión, preocupaciones… Todas tienen una flor de Bach que puede ayudarnos a superarlas o a minimizar sus efectos sobre nuestra vida cotidiana.
Las personas partidarias de su eficacia creen en la terapia emocional, y consideran que nuestros conflictos internos no resueltos derivan en dolencias físicas. La base es reconocer el conflicto y su reflejo físico y cualquier persona puede ingerirlas y combinarlas con la terapia tradicional.
Las 38 esencias son extraídas de flores silvestres recogidas en la región de Galés por el Doctor Bach, entre los años 1926 a 1934.