En los supuestos de separación y/o divorcio de una pareja, cuando la misma no ha tenido hijos, se plantea el problema de quién se queda con el uso y disfrute de la misma, cuando la vivienda pertenece a uno solo de los cónyuges.
Dejando aparte supuestos de lo más extraño (como acuerdos para quedarse los dos cónyuges en la vivienda durante un tiempo, utilizando habitaciones diferentes), en los supuestos en que no haya hijos, se puede acordar su utilización por el tiempo que se establezca, a favor del cónyuge no titular de la misma, siempre que la situación lo hiciera aconsejable y su interés fuera el más necesitado de protección (por no tener trabajo, por motivos de salud, etc.).
Estas situaciones se pueden regular de común acuerdo, que siempre será lo mejor. Aunque, si no lo hay, será el Juez el que decida cuál sea el miembro de la pareja más necesitado de protección y, por lo tanto, quién se queda a vivir en la casa y durante cuánto tiempo.
En el caso de que la propiedad de la vivienda sea de ambos, se suele acordar la venta de la misma y el reparto del dinero que se obtenga de la misma (o el reparto de las deudas pendientes).