A la hora de adquirir una vivienda, es cada vez más normal encontrarse términos como obra gris u obra negra. Aquí veremos en qué consisten.
Cuando se construye una vivienda, ésta se puede entregar al usuario final totalmente rematada o bien en un paso anterior. Esto no significa que la vivienda no esté habitable, sino que es el usuario el que puede terminar de definir cómo rematar su casa una vez que se le ha entregado el armazón de la misma.
Dependiendo del estado en que el usuario adquiere la vivienda, se habla de obra negra, obra gris u obra blanca.
No es fácil poner de acuerdo a los técnicos sobre qué trabajos exactos incluye cada una de las categorías, pero podemos decir que “obra gris” u “obra en gris” es el estado en que están instaladas las paredes y la cubierta de la casa (en la fase previa, u obra negra, se ha realizado la nivelación del suelo y la cimentación). Además, comprende también el acomodamiento del cableado y las conexiones de todo tipo (gas, energía, aire acondicionado).
En la siguiente fotografía proporcionada por la empresa Modular Home, se puede ver una vivienda prefabricada entregada en obra gris.
En este punto, la estructura de la vivienda está visible y preparada, pero con estructuras abiertas para posibles modificaciones al gusto del comprador que vaya a adquirirla.
Es una ventaja comprar la vivienda en obra gris, no solo porque supone un ahorro general en el precio de la vivienda, sino porque nos permite adecuarla y modificarla a nuestro gusto, además de poder elegir los retoques finales.
Muchas empresas hoy día optan por el negocio de la obra en gris. Usado tradicionalmente en la construcción con los enfoscados de cemento, cada vez se ve más el uso de la construcción modular prefabricada mediante muros de hormigón.