La valentía es un valor que involucra a la mente, las emociones y el cuerpo. Siempre hay dos caminos, ¿tu cuál eliges?
Las emociones como el miedo se hacen presentes para que evitemos el peligro, la mente evalúa la situación y toma la decisión de actuar o retirarse, y el cuerpo ve reflejada la decisión con las actuaciones en una u otra dirección.
En el campo personal y profesional, nos vemos avocados todo el tiempo a pruebas de nuestra valentía; cuando personas más fuertes físicamente nos obligan a realizar actuaciones que no deseamos o a que cumplamos sus deseos, cuando personas más preparadas mentalmente y con conocimientos mayores nos convencen a que pensemos en una u otra forma, o cuando personas con poder y atribuciones nos someten a su antojo, sean los padres, los profesores o los jefes.
Ante todas estas situaciones de desnivel de poderes, agresiones físicas o psicológicas, nuestra valentía se pone a prueba para ofrecernos dos alternativas factibles, dejarnos someter y huir, o hacer respetar nuestro valor y deseos. Si elegimos la opción de huir, lo único que lograremos es disminuir nuestra autoestima y alargar la agonía.
Pero si decidimos ser valientes para enfrentarnos a lo que nos parece injusto, plantear nuestra posición así sea diametralmente opuesta, y expresar con respeto y firmeza nuestra posición, entonces forjaremos nuestro desarrollo, fortaleceremos nuestra confianza y valor y alejaremos los fantasmas del miedo.
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