Una columna bien preparada, fuerte y firmemente controlada es lo que permite avanzar en la técnica del ballet clásico.
La columna constituye el eje central del cuerpo.
El bailarín mantiene la espalda alargada mediante los músculos abdominales por delante y los músculos extensores de la espalda por detrás. Esta posición alargada y mantenida tiene su origen en la colocación y control de la pelvis. Los lados de la cintura deben mantenerse idénticos y se estabilizan mediante la acción de los músculos oblicuos abdominales.
Si un bailarín está ejecutando un adagio con altas extensiones o un allegro, la longitud de la espalda y los costados deben mantenerse dentro de lo posible. El pecho se mantiene abierto al activar los músculos de la zona dorsal de la columna, aunque las costillas deberán mantenerse recogidas.