Los aztecas utilizaban caléndula por su múltiples propiedades, espirituales y terapéuticas. Fueron los exploradores españoles los que trajeron sus semillas y su cultivo se inició en los monasterios.
Calendual officinalis L., también conocida por Maravilla, es una planta que crece por todas partes y es fácilmente reconocible, por el vistoso color amarillo de sus flores y un olor muy peculiar. La podemos encontrar durante todo el año y sus flores se cierran por la noche y se abren durante el día.
Han sido utilizadas como ornamento en múltiples ceremonias y en diferentes culturas. La Caléndula, aplicada de distintas maneras, tiene efectos antiinflamatorios, cicatrizante, fungicida, antiespasmódica, emenagoga, emoliente, callicida, colerética y antiulcerosa.
Es muy utilizada en cosmética para tratamientos de quemaduras, pie de atleta, picaduras de insectos, heridas ulcerosas y cualquier problema de carácter dérmico. Podemos hacer infusiones o bálsamos, incluso aceite que preparemos: metiendo en una botella con aceite flores secas durante varios días en un lugar oscuro.
El mejor momento para sembrar la caléndula es la primavera. Una peculiaridad es que se resiembra por sí misma. Si dejamos alguna flor, las semillas que caigan en el suelo de nuestro jardín o huerta darán nuevas flores para el próximo año.