"…Y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza…" "Y dijo: no te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es…"
Cerca de 500 años después del llamamiento de Abraham, Dios llama a otro hombre importante en la formación del pueblo que Dios estaba formando, Moisés. En todo ese tiempo desde Abraham hasta Moisés, Dios ejecutó su plan en la formación de un pueblo especial. Muchas cosas habían ocurrido en contra del propósito de Dios, pero nada ni nadie pudieron estorbar la elección divina.
Moisés es el cuarto hombre importante en esta cadena áurea de salvación. La tarea encomendada a este hombre, no se encontró en los anales de esos 500 años transcurridos, y sin embargo, el mismo Dios, que lo llamó de manera espectacular, se identifica, declarando que él es el Dios de Abraham de Isaac y de Jacob, a quienes el pueblo reconocía como los tres patriarcas de su historia.
De los tres patriarcas mencionados, el encargado de formar una numerosa familia fue Jacob, nieto de Abraham e hijo de Isaac, quien después de muchas peripecias, llegó a tener 12 hijos varones, quienes a su vez se convirtieron en 12 tribus, que formarían el pueblo hebreo, cumpliéndose así que ese pueblo obtuviera el gran privilegio de adoptar el nombre de Israel, ya que el ángel que luchó con Jacob le dijo: "Has luchado con Dios y con los hombres, no se llamará mas tu nombre Jacob, sino Israel, que significa, príncipe de Dios".