El bongó es un instrumento de percusión menor, que consta de dos tambores pequeños de madera con un parche cada uno.
El bongó se compone de dos tambores pequeños unidos por una pieza de madera y tienen una diferencia de altura entre ellos generalmente de una cuarta o quinta. El menor es llamado macho y el mayor hembra. Tienen una forma cónica y se ejecuta con los golpes de las palmas de las manos. Es de amplia utilización en orquestas de pequeño formato, pues en gran medida enriquece la polirritmia orquestal al combinarse con los demás instrumentos de percusión. Los parches son ceñidos por unos aros y un sistema de tensión por llaves. Primitivamente eran tensados mediante el calor del fuego, cuerdas o correas. Sus raíces son marcadamente africanas. El bongó sintetiza la evolución de los tambores gemelos.
El intérprete, al que se le llama bongosero, lo percute con las manos, para lo cual lo coloca entre sus rodillas, en posición sentada, aunque también es muy utilizado sobre un atril, ubicando el parche más agudo (quiere decir, el más pequeño) a su izquierda. Se suele alternar su uso con el cencerro cubano, utilizado generalmente en el clímax del son, llamado el montuno.