Debajo del asfalto hay tierra, y esa es la que tenemos que recuperar a través de los huertos urbanos, en los que mayores y pequeños participan de forma activa.
Los huertos urbanos están de moda, pero aún más entre las personas mayores o de la tercera edad, que ayudan a recuperar el contacto con la tierra en mitad de la ciudad y tener la oportunidad de poner en valor sus conocimientos sobre agricultura tradicional.
Un patrimonio intangible o inmaterial que no debe perderse. Son muchas las ciudades en las que ya existen iniciativas de este tipo y asociaciones que ponen en contacto a personas mayores para que participen en los mismos, y lleven con ellos y ellas a sus nietos y nietas, convirtiendo una actividad agrícola en un taller intergeneracional, con todos los beneficios que esto aporta.
Implica una transmisión de valores y conocimientos, casi imposible en otro espacio, fomentando un cultivo urbano y responsable a las nuevas generaciones, a través de los conocimientos de las personas mayores. Asimismo, tienen un carácter terapéutico ya que les permiten trabajar habilidades físicas, sociales y personales, como la autorrealización y la memoria.