Las huellas dactilares o digitales son uno de los métodos de identificación de personas más extendidos.
Las huellas dactilares o digitales son la impresión de las crestas papilares de los dedos de los primates y se utilizan como medio de identificación de personas debido a su total individualidad, incluso entre gemelos idénticos.
A pesar de que su uso se remonta a las antiguas civilizaciones de Persia y Babilonia, hasta finales del siglo XIX no se extendió su utilización para identificar a personas con fines de clasificación policial. El antropólogo Francis Galton sería el primero en abordar este tema con profundidad en el libro “Huellas dactilares”, publicado en 1892, en el que llegó a la conclusión de que se trataba de una marca invariable de cada persona. Propondría su uso a modo de identificación personal, partiendo de hasta cuarenta rasgos distintos para su clasificación.
El primer caso resuelto mediante las huellas digitales tendría lugar en Buenos Aires en el año 1892, partiendo de las huellas de dedos ensangrentados (concretamente el dedo pulgar, aunque actualmente de utiliza el índice) de Francisca Rojas, que asesinó a sus propios hijos. Desde entonces, este método se ha utilizado en infinidad de ocasiones para relacionar a un determinado individuo en la escena de un delito, cada vez de una manera más rápida y cómoda debido a los avances tecnológicos.
No obstante, hay constancia de que existen personas que nacen sin huellas dactilares, es la llamada adermatoglifia. Este sería el punto ciego de este método, junto con las personas que se eliminan estas huellas deliberadamente para impedir ser identificadas.