El concurso completo incluye tres pruebas: doma, competición de fondo y salto de obstáculos.
Esta disciplina, que llegó a Europa en los años sesenta, se convirtió en oficial en los ochenta cuando la Federación Ecuestre Internacional (FEI) la reconoció como tal. Consiste en superar con la mejor puntuación unas pruebas que se distribuyen generalmente en tres días. Durante las jornadas, se realizan diferentes controles veterinarios para asegurar que el caballo termine en condiciones saludables.
El primer día se dedica a la doma, cuya finalidad principal es demostrar la armonía entre jinete y caballo en la ejecución de diferentes movimientos y recorridos. Esta prueba debe ser aprobada por la Federación Ecuestre Internacional, y solo tiene algunas diferencias con las competiciones oficiales de doma.
La competición de fondo ocupa el segundo día. Consiste en cuatro fases diferenciadas que se suceden en el tiempo, y que abarcan recorridos por senderos, campo a través y con obstáculos.
Para el tercer día reservan la prueba de salto de obstáculos, en la que el caballo, guiado por las órdenes del jinete, debe superar una serie de obstáculos y esfuerzos con la mayor precisión posible.