¿Tienen sexo la construcción y el diseño? La respuesta es afirmativa.

La construcción, como casi todo, está condicionada por el género de las personas que la llevan a cabo y fuertemente influenciada por la socialización de género. ¿Nos hemos parado a pensar alguna vez, por qué las cocinas se diseñan y sitúan, habitualmente, junto a patios interiores o jardines traseros?.

El feminismo ha encontrado una explicación, la cocina es un espacio femenino, y la forma de relegarlo, es ubicarlo en la zona menos visible de la casa. Vivimos en una sociedad que, hasta ahora, estaba dirigida por los hombres y era el sistema patriarcal el que imperaba. La forma de concebir los espacios responde a unas necesidades, que son diferentes entre las mujeres y los hombres.

Una curiosidad, históricamente los hombres utilizaban los balcones y terrazas para izar sus banderas y las mujeres los concebían como espacios de cultivo y descanso.

Diseñamos desde la división sexual del trabajo y con roles y estereotipos de género. Las desigualdades son más obvias en las ciudades, donde la diversidad no se contempla, pensemos en una persona con discapacidad y la dificultad para acceder a muchos lugares.

Las ciudades no son ni accesibles ni amables con las personas que la habitan y siguen discriminando por razón de sexo.

 

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