El agua, junto con el sol, es un elemento básico para nuestra huerta, pero no debemos abusar y utilizarla correctamente es fundamental.
Aire, tierra, calor y agua, son los elementos de los que dependen la gran mayoría de los procesos biológicos que se producen en nuestra huerta. En el agua se disuelven todas las sustancias nutritivas que están presentes en la tierra y hacen crecer a nuestras plantas.
Una de las máximas de la agricultura ecológica es el cuidado del suelo, proteger la tierra de las agresiones y fomentar la fertilidad de la misma como base del desarrollo sostenible. Frutas y hortalizas necesitan agua, ya que es un bien cuya disponibilidad no se da de la misma forma en todos los lugares.
La agricultura es, en la actualidad, la mayor consumidora de agua, por lo que debe hacerse un uso correcto y respetuoso de la misma, teniendo en cuenta que las necesidades hídricas de las diferentes plantas es distinto. Las técnicas de riego deben gestionar el agua de forma óptima.
Existen dos tipos de técnicas; por goteo, con sistema interlinea o por exudación, y por inundación. El primero de ellos, permite la dosificación del agua y un gran ahorro, ya que mantiene el grado de humedad necesario para la planta con la cantidad mínima. El de inundación o "a manta", requiere una mayor cantidad de agua, pero en algunas tierras es el que permite el mejor resultado, y no implica los costes económicos de la instalación de goteo o aspersión.