Cultivar la sensibilidad para sobrevivir.
Si la sensibilidad es la capacidad para sentir las oportunidades y peligros existentes en tu entorno que te sirvan para poder anticiparte a dichos acontecimientos, alejar los peligros y acercar las oportunidades; entonces, todo emprendedor, requiere de mucha sensibilidad para que su nueva idea de negocio pueda sobrevivir a los embestidas de la competencia y del entorno.
La manera de hacer crecer la sensibilidad es utilizarla de forma consciente y con mayor intensidad todos los sentidos que tienes a tu disposición; es decir, la vista, el tacto, el oído, el gusto, el olfato y la intuición. Empieza ya mismo a practicar tu estado de conciencia sobre el entorno, la posición y el lugar donde te encuentras. Cada uno de los detalles, los sonidos por más pequeños que sean, a qué huelen las cosas y la respuesta a lo que podrá ocurrir en el futuro próximo. No escatimes esfuerzo ni creatividad para detectar y utilizar el sensor de los acontecimientos que te rodean.
En todo emprendimiento, debes agudizar la vista para analizar los movimientos de los clientes y competidores, el oído para escuchar la voz de asesores y consumidores, el tacto para experimentar y probar tú mismo los productos y servicios que ofertas, el olfato para que te indique lo que huele más y requiere mejorar y la intuición para proyectar el éxito de tu negocio.
Si cuentas con el aliado incondicional y fidedigno de la sensibilidad, todos los ojos de los colaboradores estarán puestos en el negocio, los clientes y el entorno. Así, como cada uno de los demás sentidos para prevenir los eventos positivos y negativos, prepararte para enfrentarlos y sacarle provecho, pecar no por ingenuidad o por falta de información y hacer lo mismo que realizan los ajedrecistas: ir con dos o tres jugadas de avanzada, analizando las posibles variantes de juego y la forma de enfrentar cada una de las contingencias que se presenten. Como emprendedor, desarrolla tu sensibilidad y verás como irá mejor tu negocio.