El ácido fólico o vitamina B9, resulta esencial para la producción de glóbulos rojos.
El ácido fólico, considerado hidrosoluble y también denominado como vitamina B9, se suele controlar especialmente antes y durante el embarazo. Una de sus principales características es que resulta sumamente necesaria para la fabricación de proteínas y de hemoglobina (los glóbulos rojos son los encargados de transportar el oxígeno de los pulmones al resto del organismo). En algunos estudios, relacionan su presencia con la de la Vitamina B12.
Una carencia de ácido fólico, que da lugar a la anemia megaloblástica (glóbulos rojos faltos de la suficiente madurez), puede provocar síntomas nada agradables como un agotamiento continuo, irritabilidad, insomnio, inapetencia, pérdida de peso, náuseas, caída del cabello y úlceras bucales, entre otros.
Durante el embarazo, el ácido fólico resulta ser un componente básico para cubrir la necesidad de producir una mayor cantidad de glóbulos rojos que aseguren un correcto crecimiento del feto, así como para evitar defectos en el tubo neutral.
Para contar con los niveles necesarios de ácido fólico, la dieta debe ser muy rica y variada en todo tipo de alimentos. Alguno de esos alimentos que contienen el folato, son: el brócoli, el zumo de naranja, las lentejas, las espinacas, los espárragos, las habichuelas negras o frijoles, los cacahuetes, el pan, la harina, la pasta, las hortalizas de hoja verde, y los cereales. En caso de presentar un cierto déficit en los niveles de esta vitamina, antes de tomar cualquier suplemento, es necesario consultarlo con un especialista.