Iguales trabajos, diferentes remuneraciones. Mujeres y hombres, acceden de forma diferente al mercado laboral, ya que las condiciones son distintas y una vez dentro, la remuneración es diferente.
En los últimos informes publicados por el Ministerio de Trabajo, se ha detectado que un gran número de mujeres, en diferentes empresas, cobra un 22% menos que sus compañeros. Obviamente, son datos generales, que no responden a una casuística individual, pero el hecho, es que existen diferencias retributivas entre mujeres y hombres.
La brecha salarial está contemplada en la Ley Orgánica de Igualdad del año 2007, y se establecen sanciones para las empresas que la incumplan. La realidad laboral de las mujeres es diferente a la de los hombres, y eso repercute de forma negativa en el desarrollo de su carrera profesional.
La maternidad implica una reformulación de la misma y la legislación laboral no está preparada para ésta. La baja por maternidad, la acumulación de las horas de lactancia y la reducción de jornada por atención a menores, son derechos reconocidos, pero no de forma justa, ya que implican un desagravio económico para las mujeres. La educación diferencial entre mujeres y hombres se traduce en decisiones, como la reducción de la jornada para atención a otras personas.
La realidad es que la baja por maternidad y posterior reducción o incluso abandono de los puestos de trabajo para atender a las criaturas, se traduce en una perdida de derechos laborales y sociales, siendo estás decisiones, determinadas, una por un hecho biológico o físico y otras, consecuencia de la socialización de género.