Dos cremas parecidas pero de efectos bien distintos.
Muchas veces te habrás topado en tu tienda habitual con alguna crema en la que te indicaba “humectante” y pensando que era lo mismo que “hidratante” te la has llevado a casa. Pero en realidad, su funcionamiento es distinto.
La crema humectante es aquella que crea una barrera protectora para que la piel no pierda su humedad natural. Gracias a su contenido de agua y aceites de origen vegetal o mineral, las cremas humectantes suavizan y eliminan los síntomas de resequedad, como manchas blancas, escamas, líneas superficiales y tirantez. Existen diferentes factores que alteran el cutis, por lo tanto el producto que se use debe ser adecuado para su tipo de piel, las pieles jóvenes poseen mayor cantidad de agua natural y de grasas y su capacidad de regeneración es igualmente superior, de ahí la transparencia, limpieza, tersura, elasticidad y ausencia de arrugas de los cutis jóvenes. Es por ello que se recomienda una buena crema humectante para no perder éstas características y conservar siempre una piel joven.
Sin embargo, las pieles secas o más maduras deben escoger una crema hidratante, ya que éstas no sólo impiden que no pierda la humedad natural que contienen, sino que además la rellenan por dentro y provocan la absorción de la humedad ambiental.