Si ya llevas un tiempo embarcado en la gestión de tu propio negocio, seguro que estás pensando en ampliar horizontes: crecer, crecer y crecer. Sin embargo, puede que esta no sea la mejor opción.
A veces es más coherente mantener el tamaño de un negocio que va bien a buscar una expansión. Ser más pequeño no significa ser peor, es construir el negocio y la vida que queremos.
La expansión de tu empresa puede hacer que se resienta tu “pasión emprendedora”, pues exige un mayor nivel de trabajo y, en muchas ocasiones, de estrés. Si eres empresario no hace falta que te digamos que ser tu propio jefe implica una dificultad extra a la hora de separar de forma efectiva la vida personal de la profesional. Si además tu negocio se expande cada vez más, tus responsabilidades y tu trabajo se expandirán proporcionalmente.
Todo ello puede llevar también a que tu tarea deje de ser lo que te gusta hacer, lo que te llevó a emprender, y se convierta en tareas administrativas. Por ejemplo, si tu negocio es una empresa de diseño, probablemente con la expansión tendrás que dejar de ser el diseñador y pasar a convertirte en el jefe de un equipo de diseñadores, el que dirija su acción y la relación con los clientes. Puede que este trabajo no solo no te guste, sino que además puede que no seas un buen líder, lo que complica aún más la situación.
Pero no solo tendremos que dedicar más tiempo y trabajo, sino también, obviamente, más dinero. Para expandir nuestro negocio es imprescindible invertir en instalaciones, empleados, equipos… Y, por lo tanto, tendremos que asumir más riesgos, invertir más.
Tenemos la idea equivocada de que las empresas más grandes son las que más beneficios obtienen, y esto no es siempre verdad. Muchas veces un tamaño mayor no va asociado a un mayor rendimiento, sí, obtenemos más ingresos, pero también tendremos que afrontar más gastos.
Antes de expandir el tamaño de tu empresa, valora las ventajas y los inconvenientes para asegurarte de que no solo tomas la mejor decisión para tu negocio, sino también para tu vida.
Imágenes: Tsahi Levent-Levi, familymwr.
